Ésta es la última entrada.
No hay nada que decir. Bueno, si lo hay, pero me lo guardo para mí. Sin embargo, me gustaría finalizar con aquella estrofa de Sir Walter Scott que una vez le recitó Rita a Bill en uno de esos días sin sentido, la cual, quizás sea una de las frases que más me repito a mí mismo diariamente:
El infeliz concentrado en sí mismo,
viviendo perderá su humanismo,
y doblemente muriendo quedará sufriendo.
Volverá a la mísera tierra de donde surgiera
sin oír llantos, ni alabanzas ni cantos.
OUR BLACKENED SUN
sábado, 27 de septiembre de 2014
sábado, 6 de septiembre de 2014
miércoles, 3 de septiembre de 2014
jueves, 14 de agosto de 2014
Noctuledad du dramance
Claire se encontraba sola en su
cuarto.
La Luna
flotaba en el cielo como un globo flota alrededor del niño a cuya mano está
atado, y cubría la madrugada de una atmósfera terriblemente atractiva que
parecía haber sido invocada con un conjuro fúnebre. La habitación llena de
muñecas de porcelana con vestidos del siglo XIX, olía a rosas, almizcle y
canela. Los frascos de perfume apilados en Torres de Babel y el estuche de
maquillaje esparcido por el escritorio sólo eran disfraces para enmascarar su soledad.
Para Claire el vacío que dejaban las personas era como el frío del invierno; de
noche era indescriptiblemente más intenso.
Entre sonatas
de música clásica, a medio camino del arrebato violento del violín y del delicado
frenesí de la flauta dulce, Claire ingería antidepresivos como si se trataran de caramelos de fresa. Y
tras derramar una lágrima, que se deslizó por su mejilla en una caricia y luego
se precipitó sobre la hoja de un libro difuminando la tinta de la palabra “nosotros”, decidió quitarse la vida.
Con el temple característico
de las personas que saben que le queda poco tiempo en el mundo, se dirigió a su
escritorio, y de uno de los cajones sacó un pequeño cofre de caoba cuya
cerradura había roto años atrás siendo una niña. Con serenidad giró la bisagra
y observó el contenido del cofre. En el fondo, recogiendo una fina capa de
polvo reposaba su diario. Tenía la tapa aterciopelada, del violeta que torna el
cielo en aquellos atardeces propios de cuando se acaba la primavera. En él
había dejado toda su existencia y sus sentimientos. Era su mejor amigo en la
angustia y su único confidente en los días crueles sin sentido. Claire lo sacó
del cofre y abrió cuidadosamente la tapa. En su interior una cuchilla relucía
con un destello muy intenso que recordaba a la luz que alumbra la escena final
del último acto de una obra de teatro. La posó sobre su muñeca al igual que una
hoja seca se posa sobre la acera una vez llega el Otoño. Un último pensamiento
destinado a un hombre. Un último instante para aceptar que sus labios jamás volverían a besar.
-Me gustan las
personas con cicatrices. Me hace recordar las mías.
Claire se sobresaltó con un grito
mudo y rápidamente dirigió la mirada a la oscura esquina de su cuarto de donde
provenía la voz.
-¿Quién
anda ahí?-Le preguntó a las tinieblas con una voz frágil y rota.
De la oscuridad infinita emergió
con lentitud la figura de un hombre. Su imagen oscurecida iba iluminándose muy
lentamente cómo si un foco de luz lo sacara a escena. Una vez la luz lo inundó
por completo hizo que su presencia fuera todo cuanto importaba en la
habitación.
-No te cortes
las venas. Si lo haces tendré que cosértelas yo mismo. Y a decir verdad, la
única costura que me parece interesante es la costura de tus labios..-Dijo el
hombre vestido con camisa púrpura y ojos oscuros sin que sus palabras dejasen
la más mínima duda de que se trataban de una orden y no de un ruego.
-Eres tú…
-Siempre soy
yo. Soy yo cuando compones entre claves de Sol la melodía de tu vida y cuando
dibujas a carboncillo cielos ardiendo y costas en Septiembre. Cuando escribes
desnudando tu ser o cuando sueñas con catástrofes de las que yo te salvo. También
soy yo cuando contemplas los ojos de otros hombres y te preguntas sobre mí sin
hallar respuesta, e incluso cuando los besas, en esos momentos también sigo
siendo yo. Soy yo quien genera el flujo de interés en el río de tu existencia.
Soy la contracorriente y la noche en que te sientes sola. Soy la máxima
influencia en tu universo. El verso que no puede ser pronunciado. La palabra
que detiene la guerra.
- Márchate, te
lo ruego.
-¿Por qué
señorita?
-Porque tu
mera presencia hace que me duela aquí.-Claire señaló su propio corazón con la uña
de su dedo índice.
-Que abandone
éste lugar no significa que vaya a desaparecer de tus recuerdos. Lo sé bien
porque he comprendido, desde el punto de vista de cada estación, lo que
significa el olvido. He saboreado sus distintos matices y he sentido pasión por
la oscuridad. Lo reconozco. Soy cruel, romántico y siniestro. Desdichado, grosero
y sombrío. Pero, ¿acaso eso no es lo que me hace hermoso?
Él se dirigió hacia ella seguro y
firme, como si el universo no pudiera detenerlo. Luego agarró su muñeca como si
se tratara de un ramo de rosas y se desprendió de la cuchilla que cayó al suelo
con un sonido metálico y fugaz. Al igual que Hamlet sujetando entre sus dedos la
calavera de Yorick, el hombre sujetó la barbilla de Claire entre sus dedos y la
miró a los ojos. Ella contempló en ellos la oscuridad del universo, acompañada
de su incomprensión y su tiranía, abriendo la boca y suspirando sintiendo a su
vez que se quedaba sin aire. De pronto sintió como una mano se posaba en su
pecho izquierdo, sintiendo el tacto suave de un pulgar acariciando su pezón.
-A ver como
late tu corazón por mí.-Dijo la única voz que deseaba escuchar.
Tranquilamente dirigió la mirada
hacia el pijama blanco que llevaba puesto y observó cómo de donde había posado
aquél hombre su mano el tejido níveo se encharcaba de sangre, tiñéndolo por completo. Aterrorizada buscó refugio de nuevo en su mirada, y esta vez su suspiro
se ahogó.
-Lo siento, he hecho que se
desangre un poco tu dolor. Mañana por la mañana te despertaras intacta y sintiéndote
un poco mejor, pero para tu desgracia seguirás recordándome.
miércoles, 2 de julio de 2014
sábado, 28 de junio de 2014
jueves, 12 de junio de 2014
Como funciona mi cabeza
Un cuarto es
arte. Otro cuarto ironía, y la mitad sobrante racionalidad.
A mis ojos, el
universo en sí es la combinación entre un
puzle de tamaño infinito y un cubo de rubik que tiene como colores cada
tonalidad del espectro visible. No tiene bordes que lo delimiten, y cada vez
que uno logra combinar dos piezas correctamente se modifican cien para mal. Ahí
reside su belleza, pues es su complejidad lo que lo hace interesante. Aunque es
cierto que los patrones vitales del ser humano no esconden ningún misterio, sí
que lo esconden sus vidas. Las existencias anodinas me aburren. No hablo de las
historias superpuestas durante décadas con los mismos planteamientos, nudos y
desenlaces pero con distintos nombres. Estoy citando al caos, el giro
argumental. La ruptura del destino.
Aborrezco las
pautas, y todo lo que sea políticamente correcto. Desconozco la debilidad e
ignoro la estupidez. Constantemente sólo se me ocurren impertinencias que
escupo con tal de escapar de la trivialidad. Humillo a los pseudointelectuales
con la retórica y el sarcasmo, y aunque ello no me hace un buen hombre confieso
que me divierte. Uso el lenguaje para cercenar el orgullo de los ególatras y
ridiculizo a los idiotas que leen 1984 sólo para poder anunciar diariamente que
lo han leído.
He fingido
timidez, he hecho llorar a mujeres hermosas sólo por capricho y he llegado a la
conclusión de que el fin sí justifica los medios. He usado mis puños para
obtener victorias que no podían lograr mis palabras. He amado la escritura
hasta el punto de asquearla al comprender lo terriblemente patética que era . Si me he reencarnado en un solo de
guitarra ha sido en el de Reptilia de The Strokes, y si renací en un cuadro fue
en El Caminante sobre el mar de Nubes. Soy competitivo a límites
incomprensibles, e incapaz de aceptar una
derrota.
No alcanzo a
comprender como funcionan los engranajes de mi cabeza. Se que memorizo rostros
con tan solo verlos una vez y que puedo recordar frase por frase centenares de
conversaciones que he mantenido en mi vida sin esfuerzo alguno. Se que con tan
solo observar un paisaje durante cinco segundos puedo describírtelo milímetro a
milímetro. También soy consciente de que evito voluntariamente todo lo que me
parece aburrido, lo que ya he comprendido o lo que simplemente no me inspira. Y
prácticamente todo me aburre. Admito que encuentro en la tristeza una belleza
que no habita en otro sitio. Que soy un inconformista taciturno para el cual nunca nada es suficiente. Incluso reconozco que en los textos en los
que me describo oculto mis cosas buenas para ofrecerle al conjunto mayor énfasis
en mi idea. Pero soy así.
Hace seis
meses cuando dejé a mi última novia me dijo que era un egoísta que solo pensaba
en sí mismo. Me dijo llorando que no le prestaba la atención que requería y que
todo me daba igual.
A decir verdad, me importa un
carajo.
Yo soy yo. Soy
un hombre que ocupa un lugar en el espacio en un planeta de una galaxia del universo. Ni mi voz, ni mi
esencia son perfectas, pero sí son únicas. Y ello me está permitiendo que
comience a aceptar lo vulgar que soy. Las personas tienden a autodefinirse como
especiales con el fin de solventar su necesidad de ejercer un cometido y poder tener un salvavidas que le impida
ahogarse en un mar llamado tiempo. Necesitan de un protagonismo ficticio, una
heroicidad falsa para sentirse únicos y especiales. Es ese el motivo por el que
insulto el destino, la casualidad, la causalidad, el albedrío, la identidad y la
unicidad.
Pero aún así
tengo la desfachatez de vestir camisa negra, de expresarme abiertamente y de sentir
que puedo hacer lo que me plazca.
Aún tengo la osadía de reconocer
que soy Jorge Cruz.
domingo, 8 de junio de 2014
Los años correran como conejos
Todos los relojes de la ciudad
empezaron a zumbar y a resonar.
¡Oh! no dejes que el tiempo te engañe
no lo puedes conquistar.
En jaquecas y preocupaciones la vida se diluye
lentamente, y el tiempo nos vencerá a todos,
sea mañana o sea hoy.
W.H. Auden
empezaron a zumbar y a resonar.
¡Oh! no dejes que el tiempo te engañe
no lo puedes conquistar.
En jaquecas y preocupaciones la vida se diluye
lentamente, y el tiempo nos vencerá a todos,
sea mañana o sea hoy.
W.H. Auden
martes, 27 de mayo de 2014
Indeterminado
Somos una serie de personajes
complejos interactuando hacia un final de escena desconocido.
La vida no es un drama televisivo
donde les coges cariño a los personajes por ver sus reacciones ante cada situación
o por la forma en la que se han enfrentado a determinados problemas y han
acabado superándolos. Más bien sólo somos un grupo de desconocidos que
aparentan conocerse mientras improvisan. Aquí nadie conoce mi historia, y por
supuesto nadie logrará comprenderla. El tiempo no pone nada en su sitio al igual
que tampoco se puede detener el fluir constante del continuo espacio tiempo,
sin embargo las personas si pueden cambiar. Ésa es la única verdad. El ego, el
orgullo, el cinismo y la pseudointelectualidad sólo son quimeras que conducen a
una espiral de destrucción y catástrofe. Existe una misiva que lleva escrita en
latín dos mil años que supone un resumen del camino que debe recorrer el hombre:
“Hagas lo que hagas, hazlo bien.”
Por desgracia yo la ignoro.
domingo, 25 de mayo de 2014
Mientras suena "Passing Afternoon" de Iron and Wine
Gregor: Estás muerta.
Amber: Todo el mundo se muere.
Gregor: ¿Estoy muerto?
Amber : Aún no.
Gregor: Pues debería.
Amber: ¿Por qué?
Gregor: La vida no debería ser aleatoria. Los misántropos solitarios
y drogados deberían morir en los accidentes de autobús, y los jóvenes buenos y enamorados a los que
sacan de casa en plena noche deberían salvarse.
Amber: La autocompasión no te pega.
Gregor: Ya, bueno, diversifico mi auto aversión y mi auto
destrucción. Wilson me va a odiar.
Amber: Casi te lo mereces.
Gregor: Es mi mejor amigo.
Amber: Lo sé. ¿Y ahora qué?
Gregor: ¿Podría quedarme contigo?
Amber: Apéate.
Gregor: No puedo.
Amber: ¿Por qué?
Gregor: Porque… porque aquí no hay dolor y yo no quiero
sufrir, no quiero ser infeliz, y no quiero que me desprecie.
Amber: Bueno, no siempre obtienes lo que quieres.
martes, 13 de mayo de 2014
El cuento del pescador
-Dame tu alma pescador, y te
otorgaré lo que desees. Desea riquezas, y la mayor fortuna será tuya. Desea
saber y conocerás el significado de cada rincón del universo. Pide el corazón
de una mujer, y también será tuya su alma.
El pescador, con una sonrisa en
los labios rechazó cortésmente el pacto de la muerte y continuó pescando. La
muerte exaltada, maldijo con una voz cruel y malévola:
-Idiota, por haber rechazado mi
trato te juro por la canina que conforma mi cara, por mi toga obscura y por mi
guadaña oxidada que todos los peces de este rio morirán, y jamás podrás volver
a pescar.
Una vez la muerte se marchó, el
hombre continuó pescando. Poco tiempo después, Dios bajó de entre las nubes
rodeado de ángeles y querubines y le
habló.
-Hijo mío, has obrado
correctamente no aceptando el pacto que te ha ofrecido la muerte. No temas por
su amenaza. A partir de hoy el número de peces que lleve el caudal de este río
se triplicará.
El pescador, con una sonrisa en
los labios declinó el favor que quería hacerle dios y continuó pescando. Dios
sorprendido, le preguntó con una voz solemne repleta de bondad:
-Hijo mío, ¿cómo es posible que
no quieras que en este río haya más peces? ¿Acaso no quieres tener una vida
mejor?
Y el pescador, sin retirar su
mirada del curso del río confesó:
-A mi si el curso del río se tiñe
de rojo por la sangre de los peces muertos, o es coloreado de gris por las
escamas de innumerables peces, es algo que no me importa. Yo pesco por el
placer de pescar. No pretendo tener una existencia sobresaliente, tan sólo quiero tener una vida anodina en la que no le deba nada a
nadie. No quiero problemas ni soluciones, desgracias o milagros, o sumirme en el
dilema moral del bien o el mal. Sólo soy un hombre que quiere pescar sin saber
realmente qué logrará mañana.
martes, 29 de enero de 2013
Discúlpenme.
Discúlpenme por no poder saciar vuestros deseos de leer mis poesías en estos instantes. Debido a asuntos relacionados con los derechos de publicación y de otra índole igual de entretenida, me he visto obligado a "esconder" mis poemas por un período de tiempo desconocido. No obstante gracias por haber querido destinar por unos segundos la mirada de vuestros ojos a mi arte.
J.Cruz
J.Cruz
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